MASCOTES
EN BUSCA DEL ESCABÓN PERDIDO
A menudo nos vemos abocados en la búsqueda de un milagro, con la esperanza siempre depositada en hallarlo. Son aquellos denominados casos con un eslabón perdido porque, por más ímpetu, tenacidad y esfuerzo que depositemos, no podemos avanzar de no encontrarlo.
En una cajita tenemos guardados todos aquellos casos los cuales se encuentran a falta de ese eslabón, aquellos que precisan de alguien con una sensibilidad especial y que empaticen con cada uno de ellos. Y hoy, nos hemos dispuesto a abrir esa caja y sacar a la luz el caso de MANOLITA.
MANOLITA es una gata joven, que no supera el año de edad y que pese a su corta edad ha sufrido lo insólito y que ningún ser humano hubiese sido capaz de superar.
Hablar de Manolita es hablar del don de la ternura en su más puro estado, es dulce, delicada, amorosa, lo tiene todo. Manolita vivía en una de esas barracas, de los huertos del Castell en Rubí, que fueron desalojadas apenas hace unos meses, quedándose sin nada y que, por supuesto, una vez más, ahí estuvimos para amparar y sacarla de ese escenario.
¿Pero, qué hace que el caso de Manolita sea diferente al del resto? Podríamos decir que nada salvo por un detalle: Manolita es positiva en leucemia felina. Ello, sumado a una falta de información, lo convierte en uno de esos casos llamados difíciles. Pero nosotros queremos romper una lanza a su favor, dar a conocer qué es la leucemia felina y cómo un gato afectado por el virus puede hacer vida perfectamente normal, compatible su convivencia con la de otros gatos con leucemia.
Este virus solo se transmite entre animales de la misma especie, es decir, en ningún caso a personas ni perros, por ejemplo. No existe medicación alguna ni tratamiento, será suficiente con proporcionar altas dosis de amor, tranquilidad y llevar una vida sin alteraciones que puedan debilitar su sistema inmunológico. Son gatos con una esperanza de vida de 5 a 6 años, aunque la experiencia nos dice que pueden vivir mucho más si están bien alimentados y no aparecen otras enfermedades.
Por ello, instamos a buscar ese eslabón perdido que lleve a Manolita a encontrar una casa de acogida donde pueda encontrar esa tranquilidad y paz que necesita, o mejor todavía, si alguien estuviera dispuesto a abrirle su hogar sin condición, sería un acto de grandísima generosidad y confiamos en que en algún lugar estará ese gran corazón dispuesto a ayudarla.
Si quieres conocerla, contacta con Rodamons de Rubí a través de email, web, Instagram o Facebook: