Me atrevo hoy a escribir estas líneas. Desde que dejé la política local en 2015 no lo había hecho pero creo que la situación bien se merece una excepción. Desde 2007 a 2015 tuve que luchar y lidiar con el gestor del vertedero de Can Carreras (y actual propietario de Can Balasc). Fueron muchos recursos, denuncias ante la Fiscalía, ante la Agencia de Residuos de Catalunya, ante la Unión Europea. Denuncias contra una licencia otorgada por la Generalitat en 2012, denuncias por olores, limitar los camiones largos para mejorar la seguridad de la Ctra. Ullastrell. Complicidad con la Plataforma Rubí sense Abocadors, con los Joaquines, con José Luis, con Montse… Complicidad que, dicho sea de paso, he mantenido entre algún café y alguna cerveza que otra.
Una querella criminal contra mi persona (entre otros) por parte de TMA por no dejar que el vertedero de Can Balasch fuera, allá por el 2015, una realidad. En definitiva, una lucha siempre al filo de la legalidad, pero siempre dentro de ella.
La lucha contra los vertederos en Rubí siempre ha sido cosa de tres: la Generalitat, los vecinos y el Ayuntamiento. Y se conseguirá aquello que quieran dos de estas tres patas, ya sea para cerrar como para abrir el vertedero de Can Balasch. La Generalitat siempre ha jugado, desde tiempos inmemoriales y con colores políticos diversos, a la ambigüedad, la responsabilidad territorial, intereses globales y variando el color del prisma según quien tenia delante. Los vecinos se han mostrado siempre reivindicativos y luchadores, cada vez con más argumentos a su favor, con la ley de urbanismo en una mano, las leyes de residuos en la otra y el código penal en la cartera. Finalmente el ayuntamiento de Rubí ha sido (hemos sido) el Dragon Khan del Vallés. Desde silencios administrativos antaños que abrieron las puertas de Can Carreras hasta controles de camiones que retrasaban su llenado por unas horas. Desde vista gorda viendo máquinas mover tierras sospechosas hasta pedirle a un juez que nos dejara entrar para parar unas obras que no tocaban en Can Balasc.
Ahora ya dos de tres han dicho lo que piensan. La Generalitat ha dicho que Can Balasc no le parece tan mal como vertedero. Los vecinos seguimos diciendo que Can Balasc no es el sitio adecuado para llenarlo de basura. Ni por su proximidad a zona residencial, ni por su cercanía al colegio Rivo Rubeo, ni por la nula confianza en la empresa que lo tiene que llenar, ni por estar al lado de un torrente, ni por tener al lado una subestación eléctrica, ni por el peaje que Rubí ya ha pagado custodiando basuras.
Solo queda el ayuntamiento por hablar, y espero que esté a la altura de las circunstancias, en ello confío. Ahora toca mente fría para valorar la respuesta, pulso firme para acordar, dentro de la ley, lo que los ciudadanos reclaman y mirada alta para aguantar posibles coacciones que puedan venir de aquellos que no tienen más que dinero. Tan cierto es que hay una sentencia que obliga a dar una licencia para vertedero en Can Balasc como cierto es que hay margen para ejecutar esta sentencia con un vertedero que sea tan, tan, tan restrictivo que no sea ni atractivo de abrir. Ahora toca, como dice Jordi Cuixart: “Llum als ulls i força al braç”.
No nos queda más que seguir luchando. 14 de febrero. 17:30. Estación FGC Rubí. Ahí estaremos. Como siempre le digo a Montse, a José Luis, a los Joaquines, luchemos para que no se abra. El día que entre el primer camión a vaciar la basura en Can Balasch, ese día la lucha estará casi perdida. Después todo seran protestas, recursos, denuncias, apelaciones… pero mientras tanto los camiones seguirán entrando.
NO TE QUEDES EN CASA, NOS VEMOS EL 14 DE FEBRERO EN LA ESTACI?”N DE RUBÍ!!. NO DEJEMOS QUE LO QUE HOY ES UNA AMENAZA MA?’ANA SE CONVIERTA EN UN LAMENTO.