Apareció tras seis años, mi gato Fum
En el año 2013, mi gato Fum, con seis meses de edad, se escapó de casa. Cuando coloqué carteles en el barrio, me llamó quien dijo llamarse Esther, con el número de móvil oculto, diciéndome que “ahora el gato se llama Garfy, lo he entregado a una familia con niños y no voy a devolvérselo”. Ante mi insistencia que el gato llevaba chip y que podía demostrar que era de mi propiedad, me colgó el teléfono.
Todos mis intentos para poder encontrarlo fueron en vano: carta con foto en Diari de Rubí, denuncia en los Mossos, etc.. Hace unos días recibí una llamada de una veterinaria de la comunidad de Madrid, allí en su consulta se encontraba mi gato Fum, cual fue mi sorpresa, después de tantos años y desde tan lejos…
Resulta que la familia que supuestamente se lo quedó y que tanto lo quería, ya se había cansado del pobre gato y, por lo que sé, ahora está en Collado Villalba (Madrid). Allí pusieron un anuncio en Milanuncios con referencia r294615725 regalando el gato. La persona que se lo quedó encontró algo extraño, ya que le decían que el gato tenía un año y ella lo veía muy grande; habían perdido la cartilla de vacunaciones y el gato se llamaba Garfi. Por todo ello, la nueva dueña pensó que quizás el animal tenía un pasado un tanto extraño y optó per llevarlo a un veterinario. Allí, en el chip, descubrieron que el gato constaba como perdido o robado y que estaba a mi nombre.
He podido volver a tener noticias de Fum, nunca di de baja su chip y ahora he podido decidir si recuperar a Fum o cederlo voluntariamente a esta nueva familia, que es responsable y que lo cuidará durante toda su vida.
Esther, ya lo ves, robando a este gatito eres responsable de que haya pasado de mano en mano y no haya podido vivir siempre con su hermana Pam. Esto no se hace, no es de ser buena persona.
Mercè Freixa
Un fenomen ‘paranormal’
El passat diumenge 7 d’abril va passar quelcom insòlit a Rubí. A la mateixa hora i al mateix dia es van programar simultàniament tres activitats infantils de diversa índole. Si no es tenia el do de la ubiqüitat, era impossible assistir-hi a totes. D’una banda, al Museu del Castell hi havia un espectacle de màgia; al Celler un concert de música i al teatre de La Sala una obra de teatre. Costava triar on anar. Tot un miratge de diumenge primaveral. Parlo de ‘miratge’ perquè hi ha força caps de setmana on la quitxalla rubinenca té poques o nul·les activitats a fer. A més cal afegir-hi que les places de l’Ateneu són limitades i si no estàs amatent, no pots inscriure mai al teu fill o filla perquè s’exhaureixen ràpidament i sempre et quedes en llista d’espera.
És clar que si la mandra o la desgana no et venç pots desplaçar-te a altres poblacions limítrofes per poder fer-hi alguna activitat cultural i lúdica, perquè Rubí sembla sovint una terra erma pel que fa a propostes culturals per a infants. Potser seria massa demanar a l’autoritat competent tan ocupada en l’espectacle electoral que en un futur no gaire llunyà hi hagués una mínima coordinació entre les diferents activitats infantils programades a la ciutat per evitar coincidències i també crear una guia, com existeix en altres localitats, on es publiqués tota l’oferta cultural infantil existent.
Pau Salvador i Peris