– Después de 3 libros sobre ciencia ficción, ¿De dónde sale la idea de escribir una sobre los sentimientos, los valores, la familia?…
– De la necesidad de madurar literariamente. Aunque no descarto, en un futuro, volver a escribir literatura juvenil, quiero seguir probándome a mí mismo sobre lo que puedo o no hacer y hasta donde puedo llegar. Busco la forma de provocar algunas reflexiones en los lectores que confían en mis historias. Y qué mejor manera de hacerlo que escribir sobre los valores, los sentimientos, la familia y lo que nos pasa cada día.
– ¿En qué te has inspirado y de donde ha surgido la idea?
– Llevaba tiempo pensando en una historia ambientada en la Guerra Civil que no fuera posicionándose a favor de unos u otros, sino en la importancia de las consecuencias que dicha guerra tuvo en las personas de a pie, aquellas que no tuvieron un papel demasiado relevante y que pasaron a la historia en el más absoluto anonimato, como la gran mayoría. La idea tomó forma a medida que descubría más información con mi amigo e historiador Eduardo Martí Maldonado, con su ayuda, fuimos perfilando personajes, tramas, datos y el desenlace final de la novela.
– El libro, escrito durante dos años, habla de la historia de diferentes generaciones de una misma familia donde el amor y las decisiones son importantes en el día a día. ¿Cuál es la parte del relato que más te ha costado transmitir y por qué?
– Sin duda fueron los últimos capítulos, en los que debía concentrar todos los sentimientos de los personajes. No puedo contar demasiado, pero es una bonita historia que ahonda en el corazón de una generación que luchó por unos ideales, que es importante comprender para mejorar el presente y disfrutar de un futuro para no cometer los mismos errores. Morir en el olvido es una novela romántica con un mensaje para todos.
– Como escritor debe de haber sido difícil después de describir e imaginar mundos irreales, llenos de seres apasionantes que viven mil y una aventuras, hablar de algo tan triste como la muerte, la soledad, el abandono, la tristeza… ¿Cómo surge ese gran cambio en tu faceta como escritor?
– Recuerdo los largos silencios de mi abuelo paterno, él luchó en la Guerra Civil y me impactaba la soledad que reflejaba su mirada. Era hombre de pocas palabras y profundos silencios; ahora, tras la documentación encontrada, los datos recogidos y las múltiples conversaciones, puedo entenderlo mejor. Todas esas reflexiones forman parte de un autor, la observación del día a día de cualquier autor, poeta o pintor es una de nuestras herramientas más útiles, y es ahí donde se produce la mayoría de nuestros cambios y maduraciones. No podemos quedarnos al margen de las personas y observar sin hacer nada. Tenemos la palabra como herramienta de trabajo y la necesidad de trasmitirlo.
– ¿Te has sentido a gusto con esta nueva experiencia?
– Ha sido muy duro, pero el resultado de la historia me ha gustado. He conocido con más detalle lo que sucedió hace 77 años, comprendiendo diferentes puntos de vista de una misma historia y he entendiendo los entresijos de una guerra terrible entre familias que no debería repetirse jamás.
– ¿Qué destacas del libro literariamente hablando?
– Cada palabra, el trabajo realizado para comprender lo sucedido y utilizarlo de manera correcta para intentar cautivar al público. Espero que el lector disfrute con su lectura, que comprenda las acciones de los personajes que nos llevan de la mano en la novela, y que se emocionen con ella.