Dalila Barrouhou El Faouzi
Los tiempos que corren no están siendo nada fáciles en ningún aspecto, sin embargo, la sociedad parece ser la más avanzada jamás vista, la tecnología, la ciencia, la medicina, el sector automovilístico y un sin fin de aspectos más que no dejan de sorprendernos con sus novedades y descubrimientos.
Por lo contrario, otra realidad, es que la sociedad actual, más que nunca, refleja el estancamiento y la poca consciencia que hay respecto a los derechos humanos, concretamente siendo discriminados dos colectivos: las mujeres y las personas “no-blancas”. El 8 de marzo, que justo conmemorábamos hace mes, es para algunos un día muy señalado en el que las feministas buscan dar visibilidad y promover la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, mientras que para otros es un día más en el calendario. Desde mi experiencia, el feminismo que existe hoy en día, no representa a todas las mujeres, sigue teniendo aspectos que odio, como por ejemplo la xenofobia.
El empoderamiento y apoyo hacia las mujeres debe ser en todos los aspectos y sea cual sea el origen de estas, no por haber nacido en África o en Europa eres más o menos mujer, o por tener una determinada fe tus propias decisiones serán más o menos válidas.
Ser hija de migrantes, mujer y musulmana no ha sido ni es tarea fácil, aún viviendo en un país “desarrollado”, en el que la igualdad no es más que ficticia, a veces tienes que responder a preguntas incómodas machistas y racistas, y tristemente, es algo con lo que aprendes a convivir. Al principio, ser alguien que rompe con los estigmas y los estereotipos parece sorprender para mal, quizás porque es raro que una “mora” estudie, trabaje, tenga vida social y juegue fútbol, porque además, es mujer, y hay cosas que las mujeres no deberían hacer.
A medida que pasa el tiempo, vas dándote cuenta de que lo que la gente temía es que llegaras a ser alguien en la vida, de que consiguieras las metas que te propusieras, de que lograras ser quien deseas y de sentirte a gusto con todo eso.
No obstante, la lucha por hacerse un lugar en esta sociedad misógina no cesa, por eso, una debe esforzarse en visibilizar todas las injusticias, el 8 de marzo, pero también el resto de días del año.
Injusticias como las que viven nuestros hermanos palestinos frente al apartheid al que han estado sometidos desde 1948 por parte de Israel, el exterminio de uyghurs en China o incluso la situación inestable de nuestra vecina Ucrania. Sin duda, en todos estos sitios habrá mujeres y niñas como tú y como yo, con sueños, con metas, con ganas de comerse el mundo, con el mismo derecho que todos a gozar de cosas tan simples como estudiar, como el disfrute de una vivienda digna o algo tan simple como el no ser discriminadas.
Debemos concienciar a nuestros hijos, amigos, familiares, compañeros…de que pese a que los actuales estados gubernamentales se hayan construido sobre una base patriarcal, capitalista y racista, nosotros no tenemos por qué seguir con esta cadena, sino que debemos educarnos en todo lo contrario, prestar ayuda al que lo necesite, buscar la igualdad de condiciones y posibilidades entre mujeres y hombres en su totalidad, no discriminar a nadie por su origen, color de piel o religión. Uno nunca sabe en qué lado de la vida va a estar, recordad: Hoy por ti, mañana por mí.