Todos sabemos que estar confinados es complejo para todos, adultos y niños. Pero ¿qué hace tan grave el confinamiento para una familia con una persona con TEA?
Intentar explicarlo en breves palabras y que sea apto para todas las situaciones familiares es difícil pero, lo podríamos resumir en:
Evitar niveles elevados de estrés causados por la dificultad en la comunicación y la interacción social, que es común en todas las personas con TEA.
Esto hace que sea muy complejo para las familias y para ellos mismos averiguar cuáles son sus necesidades, sentimientos e inquietudes en cada momento, y por lo tanto ayudarles a gestionar sus emociones y a exteriorizarlas para su estabilidad.
La ruptura, sin anticipación, de sus rutinas, que es la forma en la que viven su día a día para sentirse seguros y más tranquilos les ha producido una incomprensión absoluta de la situación.
Lo peor, la incertidumbre del qué pasará, qué está pasando y porqué está pasando. Todos los pilares de su equilibrio que son la anticipación y la rutina para poder seguir avanzando en una sociedad que no está pensada para ellos se han hecho añicos y, el único anhelo que les damos es poder salir brevemente a la calle a respirar, liberar la tensión o comprobar que las referencias visuales de su domicilio están intactas (vacías de personas) pero que todo está y en breve estará bien.
Se trata de evitar, que estos cambios en la rutina habitual no llegue a los umbrales máximos que pueden tolerar de inseguridad, de miedo, y de angustia, que sin ninguna duda estamos sufriendo las familias con menores, o adultos ya, con TEA. Si sobrepasas estos umbrales desemboca en crisis de ansiedad o conductas disruptivas incontroladas, incluso con agresividad hacia el mobiliario, hacia ellos mismos (autolesiones) o las personas de su propia familia, y conductoras impulsivas en relación a la alimentación.
Por todo ello, decimos que salir a la calle para personas con TEA: NO ES UN LUJO, ES NECESIDAD. Y pedimos respeto y comprensión para que el resto de ciudadanos no perturbe o agrave lo que es el último recurso ante una situación grave de Salud durante el confinamiento de la persona con TEA.
Recuerda que salir es su última vía de escape y de regulación de emociones y no puede ser un castigo aún peor que el confinamiento por la increpancia de vecinos insolidarios.